29.4.10

Housemate: Marite

Marite es una de las personas con las que comparto casa en Dublín. Tiene 27 años, es letona y profundamente religiosa. En su habitación tiene montado una especie de altar: fotos de la virgen, velitas, olor a sahumerio. Dice que nunca mantuvo una relación de más de dos meses con un hombre. Presume ser independiente, aunque yo creo que le tiene terror al sexo opuesto.

El sueño de Marite es destacarse y volver a Letonia con algo que contar. Mientras tanto, vende conexiones a Internet puerta a puerta, hace sánguches en un Spar o es dependienta en un local de ropa. Aunque es una chica dulce, no le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Destaca que yo sea serio y responsable. Sé que en su interior soy la contracara de Clinton, el irlandés borracho con el que convivimos.

Ella siempre tiene una opinión para dar, y le da igual lo que puedas aportar a sus comentarios. Tus palabras son tan sólo un puente para contarte más experiencias propias. Marite quiere orden y creatividad. Ama a los rusos y el buen gusto de los franceses. Detesta la suciedad de nuestra casa.

No creo que nunca pueda dejar de compartir piso.

27.4.10

Dubliners #2

Será que últimamente estoy mucho afuera, porque hoy viví otra cosa extraña. Un tipo bajó de la vereda (acera) hacia la calle y se puso en cuatro patas, en forma perpendicular a los coches, como invitándolos a que le estallaran la cabeza. Como el tipo estiraba el cuello hacia el río, y se movía convulsionado, pensé que estaba cumpliendo una promesa, como aquellos que recorrieron el Cilindro de Avellaneda de rodillas cuando Racing salió campeón luego de 35 años.


Después pensé que estaba rezando. Pero pasaban los segundos (5, 10, 15), el semáforo estaba por ponerse en verde, y el tipo seguía en la misma posición. Cuando cambiaron las luces, un colectivo (autobús) arrancó en dirección hacia él y frenó 2 metros antes de hacerlo carne picada.

En ese instante todos dejamos de ser testigos y nos activamos en simultáneo. Dos se acercaron y lo levantaron de las axilas. Yo sólo me acerqué; no le dije nada.

De vuelta en la vereda, lo primero que hizo fue prenderse un pucho (cigarro). Lo segundo, pedirles guita a dos turistas.

26.4.10

Mirar de reojo

Salvando las enormes distancias, mi barrio es el Fuerte Apache de Dublín. Es plaza Constitución a las 12 de la noche. Y la avenida Summerhill vendría a ser la calle Echandía de la que habla Pity Álvarez en "Una Vela". En realidad, no sé qué distancias salvar, porque nunca estuve ni en el barrio de Tévez ni en Piedrabuena. Lo que puedo decir, y me llama la atención, es que Summerhill es más segura de noche que de tarde, cuando los pendejos salen a la calle a reventarse la cabeza con keta, crack, merca o lo que sea.

 
En todos estos meses, cada vez que le decía a alguien que vivía en Summerhill, me decía que tuviera cuidado. La cosa fue así desde un principio. Cuando fui a visitar por primera vez la casa en la que vivo, en el camino me paré a mirar un mapa. Una señora se me acercó, me preguntó si estaba perdido y me dijo: tené cuidado que está zona es brava... no te metas por esas callecitas.

Me cansé de escuchar a los que me contaban que es muy común que los pibes te tiren huevazos cuando caminás por la calle... La verdad, hasta hoy, nunca había visto nada raro.

A la mañana, cuando salía, me tiraron monedas de 5 céntimos desde un balcón. No me pegaron, no se las robé, así que quedamos a mano.

A eso de las 7, cuando volvía a casa, me pasó otra. Me interceptó un Irish tipo (ver este post) y me sacó el auricular de la oreja izquierda, mientras me puteaba en no sé qué dialecto. Me di vuelta, todo cagado, y empecé a caminar para el otro lado. El tipo me puteó un poco más y siguió andando, hasta reunirse con su pandilla de drogones. Rodeando la manzana volví para mi casa.

Desde hoy voy a ir más atento.

Foto de Summerhill

Caca es caca en todos lados


(también en Irish)

25.4.10

Fuera de foco

A veces me gustaría ser como esos tipos que tienen una sola pasión. Estoy hablando de los que realmente aman una profesión, una actividad, ya no como un medio de subsistencia ni de prestigio social, sino desde un lugar profundo, auténtico, inseparable de su ser interior.

Uno los ve en las películas. Gente que se caga en todos, que juega realmente fuerte, encerrados entre 4 paredes practicando, practicando y practicando. Creo firmemente en las 15.000 horas de práctica para alcanzar la excelencia en cualquier actividad. El tema es apuntar bien los dardos. Y sólo sobre la marcha sabremos si están bien direccionados.

Mientras tanto, dedico unas cuantas horas a unas cuantas cosas. Inglés, meditación, saxo, blog...

23.4.10

Casino de Mar del Plata

Segundo 21, Badía agarrándose la cabeza. Imperdible.

12.4.10

Contate algo

Robert Gupta es violinista de la Filarmónica de Los Ángeles y apasionado de la neurobiología y los temas relacionados con la salud mental. Bautizado como el "Steve Jobs obeso", en la TED Conference de este año brindó una charla acerca de una clase de violín que le había dado a una persona esquizofrénica y de cómo la relación con la música había transformado a este paciente. La palabra es: inspirador.

Pónganle subtítulos en inglés. Junto al botón de play está la opción.

Viva la revolución!

Se sospecha que Brian Jones, el guitarrista de Los Rolling Stones, no se suicidó sino que fue víctima de una conspiración interna. Nunca quedó del todo claro. También se dice que Charly García le dedicó Rasguña las Piedras a una novia que enterraron viva. Y no son pocos los que afirman que Elvis, en realidad, esta lavando la limo.

Pues bien, como todo grupo de artistas con mística, la banda Alerta Pachuca está atravesada por un gran enigma: ¿quién impulsó el cantito "Alerta Pachuuuuuuucaaaa"? Sospecho que nunca lo sabremos.

Lo importante, por ahora, es que cada vez llevan más gente a sus recitales, que sacaron un EP muy bueno y hitero y que la popu les pide más temas. Por lo menos, yo, desde la distancia.


Alerta Pachuca - EP

1 . Nunca dejes de bailar
2 . Vamonos
3 . Welcome
4 . Ella me enamoro
5 . Por volver
6 . Accidente

Bájense el disco. Si son generosos, también lo pueden comprar.

La frase "yo sólo quiero salir caminando, por la puerta que da para el lado de atrás", de Welcome, parece cantada por Serrano, de Los Decadentes!

No tan distintos:

11.4.10

Okuppied

Los okupas en Barcelona son insoportables. Te miran desde arriba, colocados, con sus perros y cadenas, con sus pantalones caídos y su dejadez.

Te miran con desgano, juzgándote, como si conspiraras contra ellos. Como si fueras parte del sistema que los agobia y les coarta sus libertades.

Armados con sus carritos de vieja, se acercan sólo para venderte una lata de cerveza 50 centavos más cara de lo que ellos pagaron.

Comparten oficio con los paquis, aunque yo los prefiero a éstos, ya que son más auténticos, no están en pose, despojados para siempre del glamour contestatario no aspiran a que tengas sus folletos.

El okupa average que vive en Barcelona está siempre enojado. Y ocupa por elección, no por que le falte comida ni para salvarse.

No es boliviano, paraguayo, peruano, no trabaja de albañil, si toma vino en caja es porque quiere -o por pose-, sus padres están realmente preocupados, en resumen, es como Ricardo, el personaje de buena familia que hacía De La Serna en la serie Okupas, con la diferencia que está tabicado a piercings y no tiene la oportunidad de tomarse un tren e ir a bailar a Quilmes.

Irish

A los irlandeses les fascina andar de jogging. Combinan pantalón con buzo: gris, azul, rojo con tiras blancas; esos son sus motivos preferidos.

También les gusta usar gorros de lana. Tienen pinta de boxeador retirado; sobre todo los jóvenes.


Es muy común ver en las calles a dúos de voz y guitarra. Adolescentes de 17, 18 años con la voz afónica y cercana de mi tío Mario. Te invitan a quedarte mirando, aunque no te puedan dar nada más que una canción de paso.

Estos pibes van de pantalones negros; el que no toca lleva las manos en los bolsillos y estira el cogote como uno de Los Borbotones, con la vena del cuello hinchada mientras frunce el entrecejo evocando las cosas que nunca le pasaron.

La foto muestra a unos niños tocando guitarra y cajón en Belfast. La sacó Chiara.
Soy de esos que usan protector solar. De los que antes de abrirse un camino quieren exigen todas las garantías.

De vez en cuando exploto y sueño con el chiringuito, la playa y Brasil.

Me pregunto: ¿Dónde van los brasileños cuando tocan fondo?

Lituanos

El frío te lleva a nuevos rituales. Ahora, por ejemplo, tomar un tecito enlimonado me genera felicidad. Esperar media hora a que el horno cocine las papas, antes no lo habría soportado, ayer nomás las habría apurado a aceite de girasol. Pero hoy es distinto. Con el horizonte tan abierto necesito mis pequeños simulacros de seguridad.

Es cierto que la seguridad también trae aparejada en mí grandes fricciones. Tres tipos metidos en una habitación, con un hogar a carbón, la tele de 40 pulgadas, los 3 portátiles y comentarios hechos al pasar. Ni siquiera una puta cerveza. Sólo dos lituanos mascando chicle. Uno de ellos se llama Mindaugas y está convencido de que soy brasileño y que el carnaval de Río es una celebración gay (“Lo que no me gusta es que los hombres anden paseándose por la calle y dándose besos”, dice, sin saber, por suerte, que queda mal incluso pensarlo).

Este Mindaugas me empieza a romper las pelotas. No por sus comentarios sino por su risa y sus modales torpes. Y, por qué no decirlo, por haberme transportado a la época de los chascos, esas bromas viscosas de nuestra infancia. Los chascos lituanos, no obstante, son un poco más agresivos. El tipo me ofreció lo que parecía ser uno de esos chicles largos, trident, rectangulares. Sin mirar, agarré el paquete y recibí una descarga. El envoltorio resultó ser metálico. Todo risas, mías también, mientras le decía en bendito criollo: “La concha de tu hermana”.

Notas dublinesas

El coraje consiste en ir a pesar de uno mismo.

El miedo tiene unos pocos centímetros de profundidad.

Un avión de Ryanair es como la cancha de Boca: vulgar y bullicioso; encendido y de prisa; azul y amarillo.



Estamos por despegar. Se acaba el castellano por unos días. ¡Qué miedo! ¡Qué desafío!, me azuzo.

Quiero el cambio a lo Chiara ¿Estaré a tiempo?

De cara a las cosas. Ese es el temido camino. Uno se acostumbra. Y los nervios lo pagan al contado.

(…)

Trato de ver a la azafata que explica, pero se me nubla. Ahora me tapa el azafato irlandés. Tiene pinta de macanudo.

Sigo en la mía, en mi mundo. Si emerjo, olvídense de la escritura. Esto es un sustituto de vivencia, un parche en la frente transpirada.

Empezamos a carretear. En 3 minutos la letra será ilegible. Veamos cuánto y cuán bueno puedo escribir en 3 minutos.