11.4.10

Okuppied

Los okupas en Barcelona son insoportables. Te miran desde arriba, colocados, con sus perros y cadenas, con sus pantalones caídos y su dejadez.

Te miran con desgano, juzgándote, como si conspiraras contra ellos. Como si fueras parte del sistema que los agobia y les coarta sus libertades.

Armados con sus carritos de vieja, se acercan sólo para venderte una lata de cerveza 50 centavos más cara de lo que ellos pagaron.

Comparten oficio con los paquis, aunque yo los prefiero a éstos, ya que son más auténticos, no están en pose, despojados para siempre del glamour contestatario no aspiran a que tengas sus folletos.

El okupa average que vive en Barcelona está siempre enojado. Y ocupa por elección, no por que le falte comida ni para salvarse.

No es boliviano, paraguayo, peruano, no trabaja de albañil, si toma vino en caja es porque quiere -o por pose-, sus padres están realmente preocupados, en resumen, es como Ricardo, el personaje de buena familia que hacía De La Serna en la serie Okupas, con la diferencia que está tabicado a piercings y no tiene la oportunidad de tomarse un tren e ir a bailar a Quilmes.

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