29.12.10

23 deseos 2011


Quiero…

Enamorarme de 3 nuevos músicos

Aprender a tocar el saxo

Huir de la pentatónica

Enterrar para siempre Perro Bulldog, mi hit adolescente

Ser un buen meditador

Aprender a componer

Ponerle letra a una canción ajena

Aprender a cocinar 3 platos elaborados

No pensar en volver

Traer a los que valgan la pena, a los imprescindibles

Leer mucho sobre budismo

Encontrar mis refugios ciudadanos

Hacer mi casa acogedora

Meterme en una zapada e improvisar

Creerme la del sahumerio

Ganar plata para no tener que limpiar

Encontrar a la gente indicada

Hacer acá lo que me gustaba allá

Buscar un poco menos y valorar un poco más

Ser un tío (uncle) copado

Ver más seguido a los buenos

Sacar con la guitarra una canción completa de oído

Que Spinetta me dé un beso en la frente


Inspirado en: Eterna Cadencia

14.12.10

La improvisación - Entrevista con Divino Reusch | Parte II

La divinidad de Reusch, el payaso lisérgico, no radica simplemente en su nombre de pila. Envalontonado por el cariz favorable que tomaba la entrevista (pueden ver la primera parte haciendo click en el anterior link) comenzó a imponer una condición: la de alternar reflexión con PNT. Machacó durante la hora y media que duró la charla con el nombre de la marca de jamones que lo auspicia. Sin ton ni son, sin ritmo ni swing, el tipo se empecinó en meter su chivo a destiempo. ¿Habrá logrado derribar murallas insondables? Continuemos con sus disquisiciones sobre la improvisación.


FRASE DESTACADA: ¿Podemos terminar la entrevista así vamos a un lugar más fresco?

¿Hasta qué punto el exceso en la preparación puede atentar contra una buena improvisación?
Depende de la forma en que te prepares.

¿Hay una forma de que, si uno se empieza a sobrecargar de…
¿Si hay una forma de prepararse mal? Sí.

¿Cuál es?
Empezar a planear lo que debe ser por encima de lo que es o de lo que va a ser. Lo único que no podés predecir es cómo va a ser. Si le ponés un deber ser, en el fondo es una forma de ser que estás esperando que sea. En una improvisación interactuada, sea con otro o con el público, siempre tenés que estar abierto a que no te agarre mal parado. Es como en el fútbol. Si desde que sacás del arco vas a estar pensando en ponerle al 9 un pase en cortada, posiblemente la jugada sea muy evidente. En cambio, si vas viendo si conviene dársela al 7 o al 9, y de repente metés el pase justo…

¿Creés importante evidenciar ante el público la vulnerabilidad de estar actuando sin guión?
No. Depende. Cada improvisador tiene un personaje montado que tiene que ver con su yo interior. Si ese yo interior está planteado como el de uno que nunca se equivoca, que es invulnerable, su actuación va a tratar sobre eso y estará bien que así sea. También puede ser que la persona haga cómplice al público de que tiene un mal día… Uno genera las situaciones y éstas demandan una forma de actuar que no es única pero que les queda natural. Si la situación se desenvuelve naturalmente, siempre va bien. Todo lo que no es artificioso va bien.

¿Cómo te das cuenta de eso?
Tenés que ver cómo lo sentís en el momento: qué miradas hay del otro lado, qué es lo que querés generar. Depende de muchos factores. La base de la improvisación es la inteligencia práctica.

Contame un poco cómo es eso
No se trata de la misma inteligencia que requiere escribir una buena obra, planear una buena clase o una buena entrevista laboral. La base de la inteligencia práctica es poder ser lo que uno quiere ser y, al mismo tiempo, lo que el otro quiere que seas, en el momento en que la situación lo demanda. Se trata de poder leer lo que la situación quiere o necesita. Y para eso hay que saber mirar los distintos factores que intervienen. Saber leer a través de los elementos que te arroja la realidad. Después podés o no ser un buen representador de lo que debe ser, podés, en una obra, quedar chico o quedar bien de movimiento. Cuanto más inteligente sos, más podés percibir la cara con la que te está mirando la persona del público.

Puede haber una tensión entre lo que querés desarrollar y lo que el otro espera de vos
No importa. Vos sos lo que sos. Salvo que seas un eunuco que quiere hacer lo que el otro espera. Vos sos lo que sos, pero el otro espera lo que sos vos.

¿Cuáles son las señales que, en medio de la improvisación, te dan la pauta de que lo estás haciendo bien?
La señal es la comodidad de la situación. Uno siente cuando se da con naturalidad. Pasa con otras cosas. Cuando una persona te está ocultando algo, la situación se empieza a hacer innatural. Y lo sabés por eso, no por otra cosa. Cuando te llevás mal con alguien, hables o estés en silencio vas a sentir una rispidez. Hay que hacerle caso a la sensibilidad de uno.

¿Creés que la sensibilidad, el sentido interno, a veces están un poco solapados por otro tipo de aprobaciones que uno busca?
No lo sé. Esa también es una forma de sensibilidad, son también formas de sentir. No es la que uno más le gusta, a uno le pueden parecer impropias, pero es una forma de sensibilidad. ¿Podemos terminar así vamos a un lugar más fresco?

Dame 5 minutos más.
Es que me encajaste una entrevista. Yo podría hacerla mucho más lúdicamente, pero tendría que tomar 3 birras más.

Reusch, a mí me interesa este estado. Después le sumamos el otro.
Estás haciendo lo que yo te dije que iba a hacer alguna vez: ir escribiendo narraciones de borracho, ¿te acordás?

No
En el fondo, todas tus grandes ideas tienen parte de las mías. Pero no son plagios, porque las hemos compartido cuando éramos chicos. Cuando uno es chico tiene grandes ideas, que no las hace porque le faltan cosas.

Ahora tal vez tenemos esas cosas pero nos falta tiempo para concretarlas. O huevos.
Creo que ahora es cuando hay que concretarlas. Ahora tenés todo. Si te faltan huevos es un problema tuyo, pero por lo menos que las concretes no depende de tu papá o de cualquier otra cosa.

Creo que voy a desgrabar la conversación y ponerla en el blog. La voy a titular “Conversaciones taciturnas”.
Poné “Conversaciones entre Adolfo y Adolfito”. O Reusch, la marca de guantes… ¿En serio la vas a poner en el blog? ¿Por qué no ponés algo más rico? Me dijiste que estabas haciendo un estudio sobre la emancipación del buitre.

Sobre la improvisación. Y quisiera volver a eso. ¿De qué pequeñas formaciones, ejercicios  o prácticas te nutrís para la actividad improvisativa?
Para empezar, yo todas las mañanas tomaba leche fortificada de La Vascongada.

Reusch, no quiero la respuesta Capusotto.
Me voy a levantar, Adolfo…

Tengo entendido que practicaste clown. Me gustaría preguntarte…

El entrevistado se escapa por los pasillos de la casa. Enfila enfurruñado hacia la pileta pelopincho del patio. El entrevistador lo escolta. La voz se pierde en un fade out.
“¿Ves?”, espeta Reusch, “en este momento no estás pudiendo improvisar la entrevista, porque me estás persiguiendo con un micrófono”.

Porque te estás rajando. Me gustaría que te des cuenta de que no te vas a convertir en Pappo por reaccionar como Pappo.
¿Querés que te lo diga con todas las letras?

Y profiere contundente y en mayúsculas el nombre de la marca de jamones que lo patrocina. SADIA.

Relacionados:

Espiado de celular en el colectivo 168 - 08:40am

No se si estaras despierta pero te escribo para decirte que te AMO CON LOCURA y que sos mi SEÑORA.
Hombre, 28-30 años.

Título para España: Espiado de móvil en el bus 168 - 08:40am

12.12.10

parece un film de carlitos chaplin

Publico este texto para no escribir el otro. Me prometí periodicidad. Los otros fragmentos esperan esparcidos en el documento de Word, párrafo tras párrafo, bodoques delgados e intercambiables.

No hay obstáculo más grande para avanzar que la resaca de un asado suculento. La sangre transita incómoda, la panza se desgrasa hacia los costados. La concentración pende de un hilo. Cualquier estímulo es bueno para desviar la mirada. En este estado perezoso hasta la final del campeonato local de fútbol cobra importancia.

Seguro que sale campeón Vélez.

Cuando tenía cuatro años tiraba vigas de hierro desde el balcón de mi casa. Me lo acaba de recordar mi vieja. Un día perforé el toldo de la farmacia de abajo. También tiraba almohadonazos a los pelados.

El otro día volvía del laburo en el colectivo y me quedé dormido de pie. El conductor agarró un pozo en Alvarez Thomas y se me doblaron las rodillas. Me pasaba lo mismo en las fiestas del Buenos Aires.

Encontré el diagnóstico del test vocacional donde descubrí mi daltonismo. Periodista, publicista, escenógrafo, economista. Música lo pusieron como hobby, qué bronca.

Se me ocurre una performance. Plantarme en bolas en la peatonal Florida tocando la guitarra, el saxofón y cantando un tema de Pappo. Una réplica en gigantografía del resultado del test. La gente se acerca con punzones y la va perforando. La estocada final la doy yo con un tridente. Se cierra el telón. "Sucio y desprolijo" suena de fondo.

En el Mundial de 1994 me compré un bandera argentina de las que llevan el sol en el medio. Guerrera. Perdimos en octavos. La bandera me acompañó también en las derrotas de 1998 y 2002. Le eché la culpa. Antes de que la selección de Bielsa empezará su travesía en Corea Japón la puse en la parrilla (a la bandera) y la prendí fuego. La mufa se intensificó. Nos fuimos a casa en la primera ronda.

Tengo que volver al Word.

10.12.10

La improvisación - Entrevista con Divino Reusch | Parte I


Divino Reusch es un títere encinto, un jinete intergaláctico de la improvisación. Cabalgó las técnicas del clown y el descaro, propuso su arte y fue abucheado y celebrado por el mismo público durante la misma función. Es de esos tipos que invitan al chori y al disparate. De lengua filosa y áspera como gato que no termina de acostumbrarse a mudanza, Divino habla con la cara y transmite con la barriga. Es un vino asentado de una época que está por llegar. Maestro de escuela, jardinero de casas, un curioso que entre rama y alumno va montando un escenario. Aquí, Divino, en su posada de Paternal, nos deja sus reflexiones sobre el arte improvisativo.


PRIMERA PARTE

El otro día estaba leyendo un libro de entrevistas a Al Pacino. El tipo, al que uno lo ve como alguien medio histriónico, pizpireta, pero no como un artista muy formado –aunque en las entrevistas se esforzaba por demostrar que podía decir algo reflexivo…
¿Vos decís formado de musculoso?

Sí, no me pareció un Ken… Volviendo al tema. Al decía que para improvisar uno tenía que tener un bagaje formativo importante. Esto, por lo que vos me comentabas hace un rato, es falso. Según tus palabras, la improvisación tendría más que ver con una actitud descarada o de valentía que de preparación. Me gustaría que me lo aclararas.
En la improvisación todos los caracteres sincrónicos tienen que ser ensayados o planeados. Pero todo lo que pase en escena tiene que improvisarse. Por eso se llama improvisación. Guinzburg decía: yo preparo todo el programa para que después, cuando se prenda la cámara, no recurrir a un guión. Él estudiaba la vida del personaje a entrevistar durante horas para que cuando se sentara frente a él pudiera improvisar mejores preguntas. No se puede improvisar desde la nada pero tampoco se puede planificar una improvisación.

En la entrevista lo ideal es saber lo máximo posible del entrevistado, pero al mismo tiempo mantener la frescura en la interacción.
Es lo mismo. Vos investigás al entrevistado para después sentarte y estar atento a lo que pueda pasar. Eso es la improvisación.

Llevamelo al plano actoral o clownesco
.
Tenés que tener toda la escena pensada, o los elementos dispuestos, para después poder improvisar y tener a mano lo que necesitás.


¿En el momento de la improvisación hasta qué punto estás dispuesto a romper la estructura que previamente planteaste?
Es que no hay una estructura que marque lo que debe ser. Hay una estructura de cosas en el aire volando, flotando; pero están flotando, están quietas. Es como un juego de aventura gráfica: mirás el presunto bolso del personaje y podés llegar a tener hasta 20 herramientas: un yunque, 200 metros de cable, cosas ilógicas. Del mismo modo, cuando improvisás tenés herramientas a mano. Y pasa lo mismo cuando preparás una clase. Yo las preparo un montón. Primero armo el tema, y me pregunto: ¿qué voy a dar? Esto. ¿Qué van a leer? Esto. Perfecto, ya está. Ese material yo ya lo leí en algún momento. Después armo el pizarrón, que es lo más importante en una clase: es todo lo que el pibe va a copiar en su carpeta y va a recordar como escrito. Una vez que hice todo eso, no me pregunto si voy a decir “hola, vamos a empezar con Platón” o si voy a hacer un rap de Platón. No me preocupa. Sé que Platón va a estar y que el pizarrón va a ser de determinada manera. A partir de eso yo voy a decir las cosas que diga.

Comentaste que en medio de la improvisación a uno se le van apareciendo en el aire recursos de los cuales valerse. ¿Qué es lo que te dicta qué agarrar, en qué basarte?

La intuición sobre la situación. Cada persona tiene su humor, y en un show aprovecha unos elementos y otros no. En la música pasa lo mismo. Tal vez el público piensa que el solo de un músico va a ir para un lado, y éste al final termina arrancando para el otro… Puede salir genial, bien o mal. Lo importante es saber que no hay una sola forma de que las cosas salgan bien.

ESPERE LA SEGUNDA ENTREGA. NO TIENE MUCHOS DESPERDICIOS.

Relacionados:

5.12.10

El día que iluminé a mi hermano

No creo que a nadie vaya a interesarle, pero hoy les quiero contar cómo nació la relación de mi hermano Martín con la lectura.

A principios de la década de 1990, tendría él 8 años y yo 6, lo estaba persiguiendo por el jardín de la casa. Me había hecho alguna maldad, seguramente puesto chinches adentro de la zapatilla o quitado el asiento del karting.

Carrera loca, él cagándose de risa, yo hinchado de bronca, los ojos acuosos de odio del Beto Alonso en las mesas de Niembro. Se metió en el baño del fondo, y cerró tras de sí la puerta de lata. Sujetó la manija hacia arriba con todas sus fuerzas. Yo martillaba el picaporte a puñetazos pero no lograba destrabar la cerradura. Entonces tomé una decisión que en su momento me pareció inteligente. Saqué la llave de la puerta del cuarto de herramientas, y la usé para cerrar la del baño. Funcionó. Martín quedó atrapado en un rinconcito de 3 metros por 2.

Cuando empezaba a arreciarle la fobia, me ordenó que le abriera, haciendo valer la autoridad que en esa etapa de la vida representa ser dos años y tres meses mayor que un hermano. La llave había quedado puesta. Cuando la quise girar para sacarlo me di cuenta de que sería imposible. Había resultado la idónea para encerrarlo pero no para dejarlo salir. El baño del fondo se convirtió por 5 horas en su jaula con inodoro y lavabo.

Era martes, mis viejos estaban trabajando, no sé quién había quedado a cargo de nosotros. Seguramente estábamos de vacaciones, porque no era un día de escuela. Llamaron a mi viejo, que llegó hecho un villano. Una puteada de Luis puede hacer que los All Blacks interrumpan su haka. Imagínense cuando largó la primera renegada; yo ya era un llanto desconsolado.

Cortafierros, llave inglesa, motoniveladora. A todo recurrió ese hombre mitad de traje mitad de campo que siempre fue mi viejo. Las rodillas al suelo dándose maña. Una imagen graciosa o tierna, en ese momento mi papá tenía una disputa personal con una puerta; mientras, mi vieja me consolaba. El tiempo pasaba y no había forma de hacer salir a mi hermano.

De pronto, algo mágico ocurrió en la cabeza de papá, yo lo vi, un destello creativo, un guiño de hombre a su infancia: se acordó de las historietas Patoruzito, que tanto habían alegrado su adolescencia. En ese momento tuvo la certeza de que serían el mejor antídoto para calmar a la criatura asustada en que se había convertido el pequeño Martín. Caminó las tres cuadras hasta el quiosco de revistas de Federico Lacroze y volvió con un pilón debajo de la axila. Patoruzú y Patoruzito, Isidoro Cañones, Lupín, un festival de viñetas y palabras. Se las pasó a su hijito por debajo de la puerta.

Como si en realidad le hubieran alcanzado el joystick de la family game, Martín hizo un silencio sagrado. No volvió a hablar hasta que a eso de las 8 de la noche mi papá logró destrabar la puerta. Si te tengo que contar lo que me parece, salir, a esa altura, le daba lo mismo: el Cabezón ya hacía un buen rato que estaba liberado.

Parecidos: