Y entonces me pidió que le hiciera un filtro. Y yo, que sólo fumo de prestado, saqué la tarjetita del estomatólogo, arranqué un trozo y se lo pasé. Ella lo enrrolló con una sola mano, dedos índice y pulgar en sintonía. Y lo armó.
Las canciones se volvieron hermosas. El Do, el Sol, rasposos, tan suaves, entonaron el otoño.
Son estas cositas, loco. Son estas cositas. Y las sonrisas que gané en dos años.
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