16.5.10

Vivir afuera

Cuando estás fuera de tu país, cada conocido es un amigo y cada amigo es un hermano.

Cada momento compartido es una anécdota, cada promesa un juramento, cada desaire una traición.

Las despedidas -acá, en el extranjero- se anuncian como hasta luegos de antemano mentirosos, no se concretan, son más bien formalidades declaradas, buenas intenciones puestas en juego.

Separarse antes de que la cosa madure: crudo, evolutivo, esclarecedor.


Estar afuera te lleva a relacionarte con gente a la que tal vez nunca, bajo otras circunstancias, te habrías acercado.

Por lo menos hasta que hacés pie y te das el lujo de ser selectivo, como en casa.

En los caminos de paso cada mesa de bar aguarda una confesión.

Los secretos se confían en la primera cita, los compromisos tienen fecha de vencimientose renuevan a diario.

Estas ciudades de acogida engendran familias light, sin grandes amores ni grandes peleas.

Corredores de felicidad con una mueca torcida de fiesta.

cenas

reuniones

pintas

Vivir afuera es no poder dejar de tener un ojo en tu ciudad.

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2 comentarios:

  1. :) Me gustó.
    Gracias por compartirlo.

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  2. de nada! supongo que a alguna gente le pasará algo parecido... gracias por comentar, beso!!

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