Se trata de mirar hacia delante. Dos meses, tres meses, un año. E imaginarse pleno, liviano. Y para lograrlo hace falta mucha música, mucho equipaje, animarse mucho. Y dejar cosas, dejar lastres, dejar mochilas también. Desentenderse de las cosas que tanto tóxico nos han dado. Y apostar por otras cosas, aventuras. Desaparecer es como sonreir.
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