12.12.10

parece un film de carlitos chaplin

Publico este texto para no escribir el otro. Me prometí periodicidad. Los otros fragmentos esperan esparcidos en el documento de Word, párrafo tras párrafo, bodoques delgados e intercambiables.

No hay obstáculo más grande para avanzar que la resaca de un asado suculento. La sangre transita incómoda, la panza se desgrasa hacia los costados. La concentración pende de un hilo. Cualquier estímulo es bueno para desviar la mirada. En este estado perezoso hasta la final del campeonato local de fútbol cobra importancia.

Seguro que sale campeón Vélez.

Cuando tenía cuatro años tiraba vigas de hierro desde el balcón de mi casa. Me lo acaba de recordar mi vieja. Un día perforé el toldo de la farmacia de abajo. También tiraba almohadonazos a los pelados.

El otro día volvía del laburo en el colectivo y me quedé dormido de pie. El conductor agarró un pozo en Alvarez Thomas y se me doblaron las rodillas. Me pasaba lo mismo en las fiestas del Buenos Aires.

Encontré el diagnóstico del test vocacional donde descubrí mi daltonismo. Periodista, publicista, escenógrafo, economista. Música lo pusieron como hobby, qué bronca.

Se me ocurre una performance. Plantarme en bolas en la peatonal Florida tocando la guitarra, el saxofón y cantando un tema de Pappo. Una réplica en gigantografía del resultado del test. La gente se acerca con punzones y la va perforando. La estocada final la doy yo con un tridente. Se cierra el telón. "Sucio y desprolijo" suena de fondo.

En el Mundial de 1994 me compré un bandera argentina de las que llevan el sol en el medio. Guerrera. Perdimos en octavos. La bandera me acompañó también en las derrotas de 1998 y 2002. Le eché la culpa. Antes de que la selección de Bielsa empezará su travesía en Corea Japón la puse en la parrilla (a la bandera) y la prendí fuego. La mufa se intensificó. Nos fuimos a casa en la primera ronda.

Tengo que volver al Word.

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