10.12.10

La improvisación - Entrevista con Divino Reusch | Parte I


Divino Reusch es un títere encinto, un jinete intergaláctico de la improvisación. Cabalgó las técnicas del clown y el descaro, propuso su arte y fue abucheado y celebrado por el mismo público durante la misma función. Es de esos tipos que invitan al chori y al disparate. De lengua filosa y áspera como gato que no termina de acostumbrarse a mudanza, Divino habla con la cara y transmite con la barriga. Es un vino asentado de una época que está por llegar. Maestro de escuela, jardinero de casas, un curioso que entre rama y alumno va montando un escenario. Aquí, Divino, en su posada de Paternal, nos deja sus reflexiones sobre el arte improvisativo.


PRIMERA PARTE

El otro día estaba leyendo un libro de entrevistas a Al Pacino. El tipo, al que uno lo ve como alguien medio histriónico, pizpireta, pero no como un artista muy formado –aunque en las entrevistas se esforzaba por demostrar que podía decir algo reflexivo…
¿Vos decís formado de musculoso?

Sí, no me pareció un Ken… Volviendo al tema. Al decía que para improvisar uno tenía que tener un bagaje formativo importante. Esto, por lo que vos me comentabas hace un rato, es falso. Según tus palabras, la improvisación tendría más que ver con una actitud descarada o de valentía que de preparación. Me gustaría que me lo aclararas.
En la improvisación todos los caracteres sincrónicos tienen que ser ensayados o planeados. Pero todo lo que pase en escena tiene que improvisarse. Por eso se llama improvisación. Guinzburg decía: yo preparo todo el programa para que después, cuando se prenda la cámara, no recurrir a un guión. Él estudiaba la vida del personaje a entrevistar durante horas para que cuando se sentara frente a él pudiera improvisar mejores preguntas. No se puede improvisar desde la nada pero tampoco se puede planificar una improvisación.

En la entrevista lo ideal es saber lo máximo posible del entrevistado, pero al mismo tiempo mantener la frescura en la interacción.
Es lo mismo. Vos investigás al entrevistado para después sentarte y estar atento a lo que pueda pasar. Eso es la improvisación.

Llevamelo al plano actoral o clownesco
.
Tenés que tener toda la escena pensada, o los elementos dispuestos, para después poder improvisar y tener a mano lo que necesitás.


¿En el momento de la improvisación hasta qué punto estás dispuesto a romper la estructura que previamente planteaste?
Es que no hay una estructura que marque lo que debe ser. Hay una estructura de cosas en el aire volando, flotando; pero están flotando, están quietas. Es como un juego de aventura gráfica: mirás el presunto bolso del personaje y podés llegar a tener hasta 20 herramientas: un yunque, 200 metros de cable, cosas ilógicas. Del mismo modo, cuando improvisás tenés herramientas a mano. Y pasa lo mismo cuando preparás una clase. Yo las preparo un montón. Primero armo el tema, y me pregunto: ¿qué voy a dar? Esto. ¿Qué van a leer? Esto. Perfecto, ya está. Ese material yo ya lo leí en algún momento. Después armo el pizarrón, que es lo más importante en una clase: es todo lo que el pibe va a copiar en su carpeta y va a recordar como escrito. Una vez que hice todo eso, no me pregunto si voy a decir “hola, vamos a empezar con Platón” o si voy a hacer un rap de Platón. No me preocupa. Sé que Platón va a estar y que el pizarrón va a ser de determinada manera. A partir de eso yo voy a decir las cosas que diga.

Comentaste que en medio de la improvisación a uno se le van apareciendo en el aire recursos de los cuales valerse. ¿Qué es lo que te dicta qué agarrar, en qué basarte?

La intuición sobre la situación. Cada persona tiene su humor, y en un show aprovecha unos elementos y otros no. En la música pasa lo mismo. Tal vez el público piensa que el solo de un músico va a ir para un lado, y éste al final termina arrancando para el otro… Puede salir genial, bien o mal. Lo importante es saber que no hay una sola forma de que las cosas salgan bien.

ESPERE LA SEGUNDA ENTREGA. NO TIENE MUCHOS DESPERDICIOS.

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