7.8.10

Matar al padre

En un momento de indecisión, de temor por todas las opciones que tenía, empecé a soñar con pirarme a Brasil con ella. Yo estudiaría el saxofón, tal vez en la habitación que Helio me iba a prestar en Salvador de Bahía. La foto de esa ciudad en su salvapantallas me cautivó. Simplemente viviría allí, aprendiendo de los brasileños. Y ella compartiría la experiencia conmigo, mientras pondría su amor en los tejidos, la danza o alguna otra forma del arte.

Pero aquí estamos, casi un año después, y las cosas tomaron otro rumbo. Me picó un poco el bichito del sedentarismo, el único estado en el que imagino que puedo desarrollar mis pasiones. Viajando todo es intenso, pero no se desarrolla. Es siempre volver a empezar desde cero. Y lo nuestro con ella, además, partió de la cima y se fue hundiendo. No se desenvolvió. O creció mal, torcido, para adentro.

No más Brasil, no más Irlanda, no más ella. Mueren cosas en mí y nacen las otras. El entusiasmo sigue, y eso es lo bueno.

3 comentarios:

  1. La habitación sigue a tu disposición. Esperando a que un día el rumbo mutante de la vida te lleve allí...

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  2. Grande Helinho! Sé que alguna vez voy a estar por allí... A ver cuándo te pasas por Buenos Aires. Abrazo, amigo

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  3. Me gusta mucho lo que leo. Linda percepción la tuya!!

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