El tipo me gustaba. Probablemente era el único de la sala que no estudiaba idiomas, el único local. Estaba siempre calladito. Lo apreciaba. Me daban ganas de tomar su cara entre mis manos, alzarle la cabeza y decirle: "Muy bien, eso está muy bien".
Me erizaban, los charlatanes me erizaban. Lanzaba miradas de rayos, deseaba que se cayeran al salir por las escaleras. Después me enfocaba un poco, después me enredaba con algún cable o algún pensamiento. Es jodido estudiar en la bibliotecas, son lugares medio muertos para gente extraña que no se lleva bien consigo misma. No sé, digo. Es que volví a Argentina, donde todos analizamos de más.
Llevate bien con vos mismo.
ResponderEliminarA.